lunes, 26 de octubre de 2015

Teodoro y Justiniano

Estos esbozos sobre el diario de cualquier bizantino son benévolos, porque la realidad era bastante mas cruda de la que  aquí podamos pintar. En el caso de Teodora lo es doblemente, su madre era una ramera, con tres hijas de distintos padres. Su madre había encontrado la protección en el lecho de un domador de osos que pronto la dejo viuda.
      El desamparo, la incapacidad para mantener a sus hijas la hizo seguramente retornar a su antigua profesión. Ni siquiera se entiende muy bien como  mantiene a sus hijas a su lado, con lo fácil que es deshacerse en este tiempo de un crío ; vendiéndole para Dios sabe qué, abandonándolo, ahogándolo incluso en el Bósforo. Una mujer como ella no ignora esos pequeños huertos de huesecillos cerca de los lupanares, restos de los hijos no deseados de las meretrices.
     Frecuenta los peores prostíbulos, allá donde dan refugio a las mujeres que han pasado por varios partos y que están por encima de los 25 años, muy trabajadas ya por el lecho y por la vida. Y cuando no encuentra techo donde yacer, las arcadas de los acueductos que llevan el agua a Constantinopla son el refugio para esos encuentros. Se acuerda de la ciudad de Jerusalén donde seguramente ejerciera años atrás, y en el que la calle o las plazas eran siempre un buen lugar.
     No se sabe cuando pero ese mundo patibulario de tabernas, teatros procaces y burdeles acogió a sus hijas, esos fondos de saco de los que hablaba Horacio, en los que grupos de niños precoces aprendían jugando a satisfacer las repugnantes desviaciones de los adultos, cantando, bailando, versificando (en efecto, la prostitución infantil es una lacra bastante antigua). Teodora y su hermana aparecen en espectáculos procaces, tienen muy claro que a diferencia de su madre, que ha sido una vulgar pornai (prostituta pobre), ellas aspiran al grado de actrices o cortesanas.

Alejandro Magno

Rey de Macedonia cuyas conquistas y extraordinarias dotes militares le permitieron forjar, en menos de diez años, un imperio que se extendía desde Grecia y Egipto hasta la India, iniciándose así el llamado periodo helenístico (siglos IV-I a.C.) de la Antigüedad. Sucedió muy joven a su padre, Filipo II, asesinado en el año 336 a.C. Éste le había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual.

Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para rebelarse. Y enseguida -en el 334- lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos -bajo el liderazgo de Macedonia- contra los persas.

jueves, 1 de octubre de 2015

Pompeyo y Herculano

5 de febrero del año 63 de nuestra Era, violentas sacudidas sísmicas ondulatorias conmovieron una zona del territorio situado inmediatamente al sur de Nápoles. En las ciudades de Herculano y Pompeya se derrumbaron casas, templos , teatros, columnas y torres, produciendo bastantes victimas.

Asustados por el terremoto, bastantes propietarios de villas y muchos ciudadanos de Pompeya y Herculano abandonaron la región, pero transcurrido corto tiempo regresaron los que habían huido, se repararon los daños en calles y edificios, reconstruyéndose las ciudades. Paulatinamente se olvidó lo ocurrido y nadie pensó que el Vesubio tuviese ninguna relación con lo sucedido.